Partida de una mascota
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Despedir a una mascota no es solo aceptar su ausencia física. Es también atravesar un proceso emocional profundo que muchas veces se vive en silencio. En América Latina, este tipo de duelo se enfrenta con una complejidad adicional: la falta de validación social, sumada al profundo arraigo cultural y espiritual que da forma a cómo comprendemos la vida… y la muerte.

Lo que pocos saben es que nuestras raíces latinoamericanas están llenas de sabiduría para acompañar estos momentos. Diversas culturas indígenas y ancestrales de la región han concebido la muerte de los animales como parte sagrada del ciclo vital, integrándola a rituales y símbolos que nos ayudan a despedir con sentido, amor y conexión.

Soy Natalia Jaller, psicóloga especializada en duelo animal, y en este artículo quiero invitarte a mirar hacia nuestras raíces para encontrar nuevas formas de honrar, comprender y atravesar la partida de ese ser que tanto significó para ti.

México: altares, memoria y amor durante el Día de Muertos

Partida de una mascota

En México, el Día de los Muertos no es solo una fecha para recordar a los humanos fallecidos. El 27 de octubre, muchas familias incluyen a sus animales de compañía en los altares (ofrendas) dedicados a los seres queridos que han partido.

Se colocan fotografías, juguetes, comida y agua, elementos que la mascota disfrutaba en vida, como un gesto de amor y reconocimiento. Esta tradición se basa en la creencia de que las almas regresan por un día a visitar a quienes los recuerdan con cariño.

Más allá del simbolismo, estos rituales ofrecen una forma tangible de seguir en contacto con la mascota desde el amor. Encender una vela, dedicarle un espacio o recordarlo en familia puede ser profundamente sanador para quien atraviesa el duelo animal.

Andes Centrales: energía, reciprocidad y tránsito espiritual

En comunidades andinas de Perú y Bolivia, la relación con los animales está ligada a una concepción energética de la vida. Se cree que los animales y las personas comparten una energía vital, una conexión espiritual que no desaparece con la muerte, sino que se transforma.

Cuando una mascota fallece, se realizan rituales de armonización para restablecer el equilibrio familiar. Estos incluyen ofrendas, cantos, rezos o símbolos que ayudan al alma del animal a integrarse al mundo espiritual. Además, la figura del dios incaico Urcuchillay, protector de los animales, representa la profunda dimensión sagrada del vínculo humano-animal.

Desde esta mirada, el duelo se convierte en un acto de reciprocidad: honramos su vida como ellos acompañaron la nuestra. Es una forma de despedir con gratitud y de entender que su energía no desaparece, sino que sigue presente en otra forma.

Cosmovisión Mapuche: los animales como espíritus protectores

En la cultura mapuche, los animales no son vistos como seres “inferiores” o simplemente funcionales. Son considerados Ngen, espíritus guardianes que habitan y protegen elementos de la naturaleza.

Cuando un animal fallece, no se interpreta como un final absoluto, sino como un tránsito hacia el mundo espiritual. A través de ceremonias como el Ngillatun, se agradece su presencia, se invoca su protección y se pide equilibrio para la familia.

El alma del animal es recibida por la tierra (Mapu), donde se convierte en parte de ese tejido energético que sostiene la vida. Esta forma de entender la partida permite resignificar la pérdida como un reencuentro con la tierra, como parte del ciclo sagrado.

Colombia: el alma encuentra su camino a través del ritual

En varias comunidades indígenas de Colombia, como los Wayúu y los Zenú, la muerte se acompaña con rituales que ayudan al alma a descansar y a las personas a procesar el duelo.

En la cultura wayúu, tras la muerte de un ser querido (incluidos animales), se celebran ceremonias con cantos, danzas y ofrendas, guiadas por la creencia de que el alma necesita acompañamiento para alcanzar el mundo espiritual.

En la tradición zenú, se realiza un rito llamado “el despacho”, a los nueve días del fallecimiento. En él, se apagan velas y se recitan oraciones para marcar el cierre del ciclo terrenal. Este gesto simbólico también puede ser adoptado por quienes pierden a una mascota, como forma de dar un cierre consciente, respetuoso y amoroso a la despedida.

¿Por qué volver a las raíces puede ayudar en el duelo animal?

A veces, cuando perdemos a un ser querido no sabemos cómo despedirnos. Más aún si ese ser era una mascota, y sentimos que no tenemos permiso social para expresar el dolor que llevamos dentro.

Volver a las raíces —a los rituales, a las creencias, a las prácticas comunitarias— puede ofrecer una vía de sanación profunda y significativa. No se trata de adoptar una cultura ajena, sino de reconocer que nuestra región tiene una historia rica en símbolos y prácticas que pueden ayudarnos a resignificar la muerte, y a vivir el duelo como parte de la vida.

Honrar a tu mascota significa permitirte vivir tu duelo con sentido, despedirte con amor y encontrar tu única forma de seguir conectado con ese vínculo.

Cerrar el duelo sin cerrar el corazón

Cada cultura mencionada ofrece una puerta distinta para atravesar el duelo animal. Y aunque sus prácticas sean diversas, comparten algo en común: conciben la muerte como un paso, no como una pérdida total. Y desde esa perspectiva, cada despedida es también una oportunidad de transformar el dolor en memoria amorosa.

Si estás transitando este proceso, tal vez mirar hacia nuestras raíces pueda ayudarte a encontrar una forma más amable de despedirte. Crear tu propio ritual, hablar con quienes te entienden, o simplemente darte el permiso de sentir… todo eso también es parte de sanar.

🕊️ Tu dolor es real. Tu vínculo fue único. Y mereces despedirte desde el amor y la dignidad que ese vínculo merece.

¿Quieres seguir explorando más sobre el duelo animal?

👉 Te invito a visitar mi blog, donde encontrarás recursos, lecturas y reflexiones para acompañarte en este proceso.


No estás solo. Sanar también es volver a lo que somos.

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